Esta devoción parece surgió al final del siglo XV y más tarde estuvo su uso entre las cofradías de los esclavos de la Virgen. En Bélgica esta devoción a menudo estaba unida a la de la Virgen Bruna.
Algunos escritores de la Orden lo atribuyen a la iniciativa de Pedro el ermitaño, habitante del Carmelo; otros lo atribuyeron a S. Cirilo o a S. Bertoldo. Lezana dice que el beato Soreth la recomendó en Bélgica; todo ello necesita pruebas. Se está seguro, en cambio, del celo del P. Jerónimo Gracián en propagarla en Bélgica a principios del siglo XVII.
También fue conocida en Italia y recitaron el estelario cada día los novios de la provincia de S. María de la Vita (Nápoles) y muchos padres de esta reforma. El estelario consiste en la recitación de 3 padrenuestros y 12 avemarías en honor de los 12 privilegios o las principales virtudes de la Virgen.
Algunos escritores de la Orden lo atribuyen a la iniciativa de Pedro el ermitaño, habitante del Carmelo; otros lo atribuyeron a S. Cirilo o a S. Bertoldo. Lezana dice que el beato Soreth la recomendó en Bélgica; todo ello necesita pruebas. Se está seguro, en cambio, del celo del P. Jerónimo Gracián en propagarla en Bélgica a principios del siglo XVII.
También fue conocida en Italia y recitaron el estelario cada día los novios de la provincia de S. María de la Vita (Nápoles) y muchos padres de esta reforma. El estelario consiste en la recitación de 3 padrenuestros y 12 avemarías en honor de los 12 privilegios o las principales virtudes de la Virgen.